NUNCA PERSEGUÍ LA GLORIA
Nunca perseguí la gloria
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles
como pompas de jabōn.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse.
Antonio Machado
dilluns, 6 de desembre del 2010
Frases sabias
De la película El club de la lucha:
"Veo mucho potencial, pero está desperdiciado. Toda una generación trabajando en gasolineras, sirviendo mesas, o siendo esclavos oficinistas. La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos, no hemos sufrido una gran guerra, ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seríamos millonarios, dioses del cine, o estrellas del rock. Pero no lo seremos, y poco a poco lo entendemos, lo que hace que estemos muy cabreados".
Comentario: Este texto lleva mucha razón. Pienso que habla de que las generaciones que han crecido pegadas a la televisión, que creen que la vida es más sencilla y que todo lo que dicen en la televisión es cierto. Se les llena la cabeza de publicidad, haciéndoles creer que si compran tal cosa serán más felices o más atractivos. Siguen siendo igual de listos que las otras generaciones, pero no desarrollan su capacidad intelectual porqué ese tiempo lo pasan delante de la televisión.
La semilla inmortal
La partida
Di orden de ir a buscar mi caballo al establo. El criado no me comprendió. Fui yo mismo al establo, ensillé el caballo y monté. A lo lejos oí el sonido de una trompeta, le pregunté lo que aquello significaba. Él no sabía nada, no había oído nada. En el portón me detuvo, para preguntarme:” ¿Hacia dónde cabalga el señor?’”No lo sé —respondí—. Sólo quiero irme de aquí, solamente irme de aquí. Partir siempre, salir de aquí.’”¿Conoces, pues, tu meta?’, preguntó él.”Sí —contesté yo—. Lo he dicho ya. Salir de aquí: ésa es mi meta.’
La semilla inmortal
El narrador
Había una vez un hombre a quien amaban porque contaba historias. Todas las mañanas salía de su aldea, y cuando volvía al atardecer, los trabajadores, cansados de haber trajinado todo el día, se agrupaban junto a él y le decían:
Ese atardecer, cuando volvió a su aldea y le dijeron, como las otras noches:
Había una vez un hombre a quien amaban porque contaba historias. Todas las mañanas salía de su aldea, y cuando volvía al atardecer, los trabajadores, cansados de haber trajinado todo el día, se agrupaban junto a él y le decían:
- ¡Vamos! Cuéntanos qué has visto hoy.
Y él contaba.
- He visto en el bosque un fauno que tañía la flauta y hacía bailar una ronda de pequeños silfos.Y los hombres lo amaban porque les contaba historias. Una mañana dejó su aldea como todas las mañanas; pero cuando llegó a la orilla del mar, he aquí que vio tres sirenas, tres sirenas al borde de las olas, que peinaban con un peine de oro sus cabellos verdes. Y continuando su paseo, cuando llegó al bosque vio un fauno que tañía la flauta a una ronda de silfos.
- Cuéntanos más. ¿Qué has visto?- decían los hombres.
- Cuando llegué a la orilla del mar vi tres sirenas, al borde de las olas, que con un peine de oro peinaban sus cabellos verdes.
Ese atardecer, cuando volvió a su aldea y le dijeron, como las otras noches:
- ¡Vamos! Cuenta, ¿qué has visto hoy?
Él contestó:
- No he visto nada.Oscar Wilde
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