Mi pelo bailando con el aire, y mi sonrisa desafiando el sol. Mis manos, a las tres menos diez, tiemblan de emoción. Al fin, mis pulmones respiran libertad. Los árboles pasan deprisa, las montañas y las sierras avanzan a mi lado. Nunca había visto un cielo más azul, mi vida empieza hoy. En medio de ninguna parte está la carretera más larga y más recta que he visto jamás, y mi humilde coche la peina con suavidad, para no perder ni un solo detalle del paisaje, para saborear cada instante hasta el final. No sé a donde voy. Pero si sé a donde no quiero volver, y para mí, esta carretera, es de sentido único.
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